Un comentario a “watch your language, mister!” de Vanto Y Vanchi en el blog A queer life:
El decir del eufemista siempre esconde un miedo a lo otro. El temor a la diferencia se disfraza de respeto, y, tras una palabra más asimilable, se acepta el trato y cercanía con esas personas que en principio tienen algo de “desagradable”. Así, un ejército de términos sosos y domingueros se apodera de los noticieros y las conversaciones de buen gusto. Por suerte, es una actitud tan artificial que no ha logrado expandirse por ningún círculo real.
Lo interesante, en cambio, es la actitud que va a contra pelo de los eufemismos. Usar las palabras creadas con el fin de insultar a las minorías para llamarse así mismo, siempre causa violencia en esas buenas conciencias tolerantes. Incluso la violencia se dirige al hablante, pues no está libre de ser él mismo una de esas personas “políticamente correctas”. Y sin embargo, no veo cómo podría el uso de toda la mierda del lenguaje terminar con esa falsa aceptación o con la franca discriminación. Al final, creo que esas palabras sólo hacen ruido; nacieron de la segregación y no veo como puedan abandonar su origen. Hace falta algo más que la postura retadora, algo más que la inversión de los términos, hace falta encontrar otros valores y no simplemente poner de cabeza los que ahora tienen vigencia.
El decir del eufemista siempre esconde un miedo a lo otro. El temor a la diferencia se disfraza de respeto, y, tras una palabra más asimilable, se acepta el trato y cercanía con esas personas que en principio tienen algo de “desagradable”. Así, un ejército de términos sosos y domingueros se apodera de los noticieros y las conversaciones de buen gusto. Por suerte, es una actitud tan artificial que no ha logrado expandirse por ningún círculo real.
Lo interesante, en cambio, es la actitud que va a contra pelo de los eufemismos. Usar las palabras creadas con el fin de insultar a las minorías para llamarse así mismo, siempre causa violencia en esas buenas conciencias tolerantes. Incluso la violencia se dirige al hablante, pues no está libre de ser él mismo una de esas personas “políticamente correctas”. Y sin embargo, no veo cómo podría el uso de toda la mierda del lenguaje terminar con esa falsa aceptación o con la franca discriminación. Al final, creo que esas palabras sólo hacen ruido; nacieron de la segregación y no veo como puedan abandonar su origen. Hace falta algo más que la postura retadora, algo más que la inversión de los términos, hace falta encontrar otros valores y no simplemente poner de cabeza los que ahora tienen vigencia.
8 comentarios:
Estoy total y planemente de acuerdo contigo. Esa cuestión siempre ha sido la que no logro entender, la que no me deja ser en todo este asunto. He vuelto a prohibir cualquier tipo de discriminación o condescendencia en mi lenguaje y en el de aquellos que lo rodean. La verdad es que ha sido exitosa de tal forma que ha llegado a ser una forma de educación y toma de conciencia para quienes me comprenden. Sin embargo, la "comunidad" es diferente. La comunidad es artificial y egocéntrica.
Estamos dispersos.
Gracias!!
No creo que la cuestión sea prohibir las palabras e instaurar una policía del lenguaje. Al final eso sería mantener el juego de poder implícito en las dinámicas de segregación.
Estoy de acuerdo contigo, estas palabras, adjetivos y hasta significantes nacieron de la misma segregación y ahi están usándose, atrapadas por el uso y la cultura. Mi pregunta es, ¿cómo surgirán esos nuevos valores? ¿qué se necesita para dicho evento cultural?
ah si tan sólo el apogeo lingüístico fuera inversamente proporcional a los valores en los que nos detenemos...
es decir: palabras muchas. valores pocos.
es decir: chingón que siga creciendo el lenguaje, pero al final lo que importa es (sin etiquetas): es persona, se respeta. ¿no?
(bueno yo no soy tan clara como usté, tons ahí disculpe mis esdecires eh) bsos sebas
Supongo que los nuevos valores surgirán en el momento en que vivamos en una democracia participativa que persiga la equidad y la justicia sin diferencia de género, orientación, etc. Ya sé, todo se escucha bien lindo, pero lo canijo está en llegar a esa meta. Una vez conseguido ese objetivo, entonces surgirán instituciones, como la del lenguaje, que demandarán mejoras u otras formas en la expresión.
Tampoco se trata de una policía del lenguaje. Se trata de fijarte en lo que dices, a quién se lo dices, y por qué se lo estás diciendo. Creo que eso se llama RESPETO y dista mucho de querer monopolizar el uso, ya de por si diverso, del lenguaje.
...al final, creo que soy un idealista.
mmm, de acuerdo, pero creo que tampoco es suficiente encontrar nuevos valores. Creo que al final, estos nuevos valores terminan absorbidos por el poder homologador y por tanto, por ese manual de buenas maneras que es lo políticamente correcto.
Y es cierto: la actitud retadora no es suficiente, y en todo caso, es una actitud pseudorrebelde que vive de lo que reta. En parte por eso yo no comparto las manifestaciones como la marcha gay. Quizá nunca está de más el desmadre contestatario, pero sólo es eso.
Saludos
Sergio.
¡Ah, cabrón! Qué rápido se hizo popular tu blog. Saludos.
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